Invierno y Otoño:
– Colocar alfombras de colores cálidos (rojos, amarillos, naranjas).
– Poner telas en los sofás y sillones y alguna manta que haga juego, para acurrucarse en el sofá.
– Utilizar manteles de colores fuertes para la mesa del comedor. Caminos en telar o crochet puede ser una opción acertada.
– Jugar con el fuego y la iluminación. En momentos puntuales encender algunas velas.
Verano y Primavera:
– Dejar los suelos despejados, frescos sin alfombras.
– Utilizar edredones ligeros, en colores claros.
– Para la mesa, manteles con alegres estampados.
– Decorar con frutas transmite una sensación de frescura en el ambiente.
– Animarse a esparcir flores con mayor colorido que los adornos que solemos poner en el invierno. En vez de utilizar jarrones de cerámica, usar envases de cristal prestando especial atención al cambio cotidiano de agua.
– Quitar las telas del sofá o sustituirlas por otras más livianas.
Escrito por Verónica Gattás
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